jueves, 28 de agosto de 2008

Sangre



Corto y paciente, espero en la línea 9 de la página 10 la subita muerte, que ya me ha sido confesada, de Carlos Argó. El tiro en la frente, la sangre caliente que erupciona del craneo y la delgada línea roja que surca y cuelga de sus labios. El arma que humea por el último asalto, el fierro caliente en las manos de un traidor que calza tacones, que entalla un vestido del mismo rojo de la sangre, sobre cuya sombra sopeza la furia gris del arrepentimiento.

No hay comentarios: