jueves, 28 de agosto de 2008

Sangre



Corto y paciente, espero en la línea 9 de la página 10 la subita muerte, que ya me ha sido confesada, de Carlos Argó. El tiro en la frente, la sangre caliente que erupciona del craneo y la delgada línea roja que surca y cuelga de sus labios. El arma que humea por el último asalto, el fierro caliente en las manos de un traidor que calza tacones, que entalla un vestido del mismo rojo de la sangre, sobre cuya sombra sopeza la furia gris del arrepentimiento.

Circundante


Volando cuesta abajo, un chillido y algo cruje, el sonido metálico y el rechinchineo de un trineo, un grillo ahogado en una gota de lluvia, un corazón que late inquietante a 200 kilometros de aqui. El mundo es circundante, un circulo perfecto, la vida es un torno, y la delgada linea que une los puntos, nosotros los puntos, esa linea es mi voz, la voz de ella, la voz de todos en lo eterno.

sábado, 23 de agosto de 2008

Sin Título (2)

Detrás de mi la sombra que me persigue, detrás de mi sombra mi otro yo, maldito personaje insignificante, carente de sentido, mono empedernido dedicado a destruirme el camino, a pisar mas fuerte mis lamentos y a lamer mis extraños sentimientos de congoja. Estúpida razón de sostener el tiempo, sobre las sienes, sobre los ojos, sobre y debajo de los párpados, golpeando al viento en sus puntos débiles y, entre las piedras, las ganas de querer dormir desnudo. Sobre la vereda me detengo y me encuentro cautivo frente a mi peor enemigo, la humedad del miedo, el peso que este pánico representa me moja la piel. Me castigo en enmienda prohibiendome lo más deseado, y pienso que ese castigo es una negación a la vida, como negar mi propia existencia y negar con ella la existencia del mundo y todos sus errores. Maldigo ahora las luces que se encienden y esos focos que explotan en mi cara, maldita noche y maldita la luna que la abandona tan pronto, aún no he dormido, y sigo sosteniendo el tiempo y resfregandome el sudor de la frente, hasta que cause un río, y su caudal se lleve esa sombra y arrase con el miedo y con la noche y con la luna y con la maldita levedad del sin querer queriendo.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Try Again

Remember those days
or the drunk we were instead
the glass of red whine
the smell of the afternoon

Remember this place
the smoke of the cigarrettes
the pictures broken
words we left unspoken

The taste of a coffee cup
the color of the sheets
the remain of a tv show
the green in the grass

Good days are not longer
not longer no more
Ordinary days has come
since you been gone

Can we just try again?
and try again
to live, to bleed
to be, to need

Try again
and try again
to win, to lose
to go, to come
to be...confused

Can we just try?

Remember my shirts
the holes and the stains

Remember your dress
the dust and the rain

Sin Titulo (1)

No soporto mas esta situación. Ya he dejado el veneno de aquellas noches, he conocido lo más profundo de tu alma, de tu tranquilidad tan envidiada, pero nada! No logro entender cómo suceden las cosas, me pongo de cabeza, termino siempre de rodillas, con las piernas en el aire, sin pelo, sin lengua, sin ganas de sexo, sin ganas de remediar mis errores. Las únicas ganas que me quedan son las de comer, y estas me dan vida, y suelo pensar que soy feliz, como lo hice siempre antes de conocerte. Otro concepto de felicidad tal vez, otra forma de querer, de soñar, de planificar la vida, de usar estrategias y artilugios de los que antes yo me burlaba, que va! Irremediables son las caídas cuando pretendo seguirte, cuando intento conocerte y me pierdo, y caigo en lo oscuro, y me detengo y se detiene mi piel, y se me carcome la dermis con las uñas que voy deborando, y todo desaparece a mi alrededor hasta que de pronto callas. Callas, te detienes delante de mi y lo trasgredes todo, ocultas el temor, destrozas el miedo con los dientes, rompes en pedazos esa incómoda situación. Eres amo, eres señor del tiempo, eres dueño de mis entrañas, miles, segundos, horas contadas y bendecidas por la noche, por la somnífera y pacífica luminiscencia de tus ojos. Regalame tus días y esos despertares una vez más y me entregaré de seguro a eso que tu llamas felicidad.

domingo, 3 de agosto de 2008

From The Note Block Part.1

En el 2007 pude encontrar un estilo propio para dibujar. Dejé de lado los dibujitos de anime y las caricaturas insulsas de las esquinitas de los cuadernos y llegue a desarrollar una serie de 11 piezas que colgué en este blog a principios de año. Lo que les presento ahora es, digamoslo así, una segunda parte. Considero esta colección mucho mas experimental que la anterior, más que trazos abstractos hay otros estilos en los que me aventuro y en donde hago uso de cierta inspiración que seguro será algo evidente. Este es el primer post de esta serie a la que he titulado "From The Note Block" Espero que les guste! :)

The Sin

Hoy pecamos

"El Gato" Cortéz

Desperté a las tres de la madrugada levantado forzosamente por los ruidos provocados por un gato callejero que logró burlar la seguridad de la casa. Un jarrón hecho trizas sobre el parqué que Marita había lustrado toda la tarde; el agua que llevaba empozada semanas dentro del jarrón se había convertido en un charco verdusco, alcanzó parte de la alfombra y eso fue lo que irrito a Cándida. "Maldito gato!", pero este ya se había marchado, seguramente sin importarle las consecuencias de su acto de fechoría, gatos malechores, ladroncillos de madrugadas. Hace un tiempo le había comentado a Marita para comprar un perro, se quedó en un comentario como todo lo que le digo o le propongo, por el bien de esta familia. "¿Un perro?, ¿acaso te has vuelto loco?!". No se que veía de malo en tener uno, pero estaba claro que no lo quería, no le volví a mencionar el tema. Un ruido vino de la cocina. Una sombra provocada por un lamparín, parpadeo como un flash, pensé que le habían tomado una fotografía a alguien, pero luego lo dude, no era ni el momento ni el lugar. Cándida gritó. "Gato endemoniado! ahora vas a ver!" Para sacar al felino me necesitaba, eso estaba claro "Antonio, Antonio!, ven ahora, trae la escopeta!" Marita estaba apoyada sobre uno de los muros a la entrada de la cocina, se reía con tal ligereza, como si fuese una apasionada espectadora de una película de comedia, o acaso se sentía como en un circo, en todo caso, Cándida era la más bromista, o un payaso haciendo malabares. Y si que tenía equilibrio, sujetaba una escoba con una mano y en la otra llevaba una manta que sacudía velozmente con ánimos de dictador. Todo este espectáculo sobre un escenario de cuatro patas que se tambaleaba con el peso de la robusta anciana.

Cuando entré no había gato ni sombra del gato, Cándida se erguía sobre la silla con los ojos cerrados, dejó de agitar el mantel cuando se dio cuenta de que yo había ingresado. Marita regreso a su posición y se detuvo detrás mio, Cándida ya estaba un poco más calmada, al menos eso me hacia creer. Apoyó la escoba contra la pared y dejo la manta sobre la silla, no sin antes sacudirla y doblarla en cuatro partes. Otro pequeño ruido. Esta vez parecía venir de uno de los compartimientos de la alacena. "Antonio has algo!" Hice un ademán con las manos para que se callara, acerque mis labios a Marita y le dije que se llevara a su tía a la sala, que aquí solamente estorbaba. Esto último no se lo dije, claro.

Marita sujetó a su tía del brazo y esta dio un salto acompañado de un leve suspiro, al parecer fue un pequeño susto. Cándida no quería salir de la cocina, pero Marita pronto la convenció diciéndole que yo le prometí matar al gato. ¿Matarlo? un animalito como ese no se merece la muerte. Seguro entró a la casa en busca de alimento, algo para comer, un abrigo y un poco de calor para apartarse de frialdad de las calles, de la mala noche, de esa oscuridad tenebrosa a la que yo también le tenía miedo.

sábado, 2 de agosto de 2008

Tiempo de Arguett

Sin duda mi destino favorito cuando se trata de nuevos sabores. Pasteles y pastelillos, tartaletas, donas, bombones y trufas por doquier. Miles de aromas y sabores que se entremezclan frente a mis pupilas, viajan a través de mi olfato hacia mis papilas. Son las dos de la tarde y esto es más que irresistible, me creo esa sensación de urgencia por probar un pedazo de delicia. Virginia, la empleada que atiende a esa hora, coje dos manzanas de mazapán delicadamente y las pone sobre una servilleta, me mira, me sonríe, y da media vuelta sobre su sitio buscando el tesoro perdido. Divisa a lo lejos la gracia celestial y le brillan los ojos, camina rápidamente hacia el y descubre el cáliz que contiene tan maravillosa arena dulce. Espolvorea ligeramente mis dos pequeñas manzanitas y me sonríe de nuevo, luego estira su cortísimo brazo y me muevo para acercarme, pero ella lo hace primero. Por fin tengo mis frutos en mis manos, mis dedos se llenan de dulzura y mis labios saborean la gloria. Una sonrisa inconsciente se dibuja en mi rostro, dejé la actuación hace muchos años y esto es lo más real que encontraran de mi. Virginia me sonríe de nuevo y esta vez suelta una pequeña risita que me contagia. Le devuelvo ese gesto de dulzura, todo está empapado de ello en este lugar, guiñándole el ojo. Salgo de la tienda y me doy cuenta de que ya he acabado con las dos replicas del fruto prohibido. Deseo más, pero no vuelvo a entrar. Me detengo en el portal, bajo el marco de una puerta que brilla embarnizada, un paso estancando sobre un tapete verde que dice "welcome", una pierna sujetada por la gravedad que ya conoce la luz del pleno día. Cruzo el umbral y no llego a identificar lo que sucedía afuera. Este no es el lugar en donde vivo, o si lo es?

viernes, 1 de agosto de 2008