lunes, 28 de enero de 2008

ITILMM:2

Narices timidas, aromas dispersos, la aspereza de lo amargo,
la letalidad del sonido. El ruido incoloro, unos ojos que todo lo
ven, que creen saber del tiempo que corre y que a veces se
pierde; en la distancia, en el calor de sus alas, en la impura
timidez que, en aquellas veces, pierde todo sentido,
todos y cada uno.

jueves, 24 de enero de 2008

ITILMM:1

I Think I've Lost My Mind

El segundo semestre del 2007 trajo los cambios mas singulares en mi vida, en mi manera de pensar, en mi animo...en mi personalidad. Sin duda alguna, me dió la libertad necesaria para uno de los mejores momentos de mi vida en lo que se refiere a crear. Sentí que era el momento de hacer cosas distintas y expresar mis sentimientos de distintas formas. El dibujo fue una de esas, sobre todo porque no estaba acostumbrado a este tipo...simplemente salió, lo dejé fluir y fue genial. Por eso comparto con ustedes esto que he titulado "I Think I've Lost My Mind" (algo asi como Creo Que Me He Vuelto Loco). La entrega es de aproximadamente 10 piezas, y posteare una cada semana. Espero les guste.

viernes, 18 de enero de 2008

Intensidad (1)

Nunca entendí nada de nada. Ni de letras ni de números ni de lo que necesitaba menos lógica. Ignoré por miles de años el placer. Todo parecía tan insípido, tan desolado, tan falto, de todo. Había echado a suerte la libertad del paladar. Había condicionado mi existencia a la gracia de las cosas. Y me abandoné. Encerrado bajo un plano desértico y sobre la oscuridad vertiginosa. Tiré algunas piedras y luego caí. Por la madrugada, la sal, la tinta azul corriendo por el agua. Y extrañaba. Los trajes negros, los lentes oscuros y los ramos de flores. El olor a muerto.

jueves, 3 de enero de 2008

Presencia

El tiempo se ha quedado atrapado en la repisa donde están las fotos de cuando estábamos juntos. No hay otro lugar en la casa que me traiga los recuerdos más tristes de tu estadía en mi corazón. He tratado de borrarlos escondiendo los retratos y esos cuadros fríos en un cajón, pero no he conseguido más que llorar a los pies del velador. El espejo a veces me dice que el tiempo pasa sobre mí. Me doy cuenta de los días y los años, cuando me toco la cabeza, cuando cierro los ojos, cuando trato de sonreír. De un tiempo acá las cosas no son tan fáciles como pensé que serian, pero trato de hacer lo mejor por mi. La distancia corre fría con el aire que entra por la ventana a la habitación donde solías estar. Tu presencia aun no se desvanece por completo, por que te siento cada vez que me siento a los pies de la cama, porque te huelo como si entraras por esa puerta como cada noche al regresar a casa. No sabes cuanto me gustaría volver a esos días y hacer eternos los momentos que pasamos juntos. Pero ahora, en la soledad de este lugar, no puedo seguir existiendo por mi mismo, sin lo mejor que la vida me dio esa vez que nos cruzamos: el haberte conocido y el poder haberte amado.

Reciclaje

Que tal, los post que están a continuación, pertenecen a una serie de archivos reciclados que he encontrado por ahi en la compu, en un cd y en mi usb. Algunos tienen ciertas modificaciones, no son las versiones originales por diferentes motivos. Solo espero que alguno de ellos les guste porque estan hechos con cariño y con amor...ja! fuera de aca!. Tan solo echenles un vistazo bien curiosistico y a ver si se les pega el ojo y se les cae la baba, de ahi dejan un commentario con cosas como "jose estas cagado" o, "brother escribes hasta las webas". Jodanse! (con cariño). Jaja

Si

- Ahora, arrodillate
- ¿Para qué?
- Arrodillate!, Solo hazlo
- …
- Ahora, ¿qué ves?
- A ti…
- Detrás mío, ¿qué hay?!
- Una foto, creo que es una foto
- Descríbela!
- Es una foto en blanco y negro, y…hay una mujer sentada con un vestido, negro, a la orilla de un lago.
- ¿Hay alguien más en la foto?
- …No. Solamente está ella.
- Algún objeto… ¿algo más?
- Hay un árbol, es un árbol grande…y, le da sombra a la mujer
- Cómo es la
- Espera!...la sombra tiene una forma,…la forma de un hombre con algo sujetado en la mano.

miércoles, 2 de enero de 2008

Untitled

Perturbadora era la mirada que lucía Iliana aquella noche al salir del restaurante. Era una noche ruidosa, cubierta por la llovizna y la brisa, que servían de complemento perfecto a las emociones que contenía en su frágil cuerpo. Salió por la puerta trasera del local; llevaba una cartera negra colgada en el hombro izquierdo, unas gafas torcidas que se posaban sobre el surco aguileño de su nariz y un crucifijo que parecía haberse dormido sobre su pecho. El traje azul del trabajo se empezó a mojar a penas vio la calle. Su cabello negro, tirado hacia un lado, ya había dejado de brillar.

Soñando

Estas esquivando todas mis miradas
Me dejas inquieto cuando no me dices nada
Regresas, te detienes en frente de mí
Me miras y me dices que quieres huir.
.
Abrazas mis miedos entre tus brazos
Cubres mis ojos y me cortas el llanto
Sostienes mi alma sobre tus manos
Me das esperanzas para seguir,
soñando.

martes, 1 de enero de 2008

Tiempo de espera (Re-edit)

Esa tarde no había ninguna prisa que colmara el tiempo de espera. Luciana y yo habíamos llegado con dos horas de anticipación, lo que nos permitía dejar el equipaje junto con los de los Señores Rauleim. Luciana tuvo que ir al baño, las urgencias imprudentes del embarazo empezaban a jugarle una mala pasada. Estaba sentado con dos grandes maletas negras a los lados, un maletín mediano en la mano izquierda, y los boletos y los pasaportes en la derecha. Mi mirada no retenía instante alguno en el enfoque, no me permitía una distracción mas allá de lo que estaba pensando. De pronto, la velocidad del tiempo apresuro las manijas de mi reloj, no alcancé a divisar los segundos pero supuse que ya era hora de partir. En la puerta, dos hombres altos, morenos y corpulentos, vestidos con un chaleco verde, sostenían un artefacto de color plateado con lo que aseguraban los equipajes. Luciana aun no salía de los servicios y ya mi terreno en la fila pisaba la entrada de la sala de abordo.
.
Una señora muy amable se ofreció a buscarla, vio, seguramente, que tenía suficiente pesar con el bulto y la preocupación de la tardanza. Uno de los hombres que guardaban el ingreso me dijo que no me preocupara, que yo podía ingresar primero y esperar dentro. Accedí a su gentil oferta, una mujer joven se me acerco y sujetó mi equipaje, me acompañó y ya pude dejar las maletas en el cargador. La mujer que fue por Luciana regresó al momento, sola, y detrás de ella, ningún rastro de mi esposa. Le pregunté si la había visto, pero su rostro me dio a entender como si nunca se hubiese ofrecido a hacerme tal favor. Le pedí al guardián, que había sido muy amable conmigo, que me dejara salir. Al principio se negó, pero luego de mis suplicas me permitió hacerlo. Corrí directamente hacia el baño de mujeres, era obvio que no podía entrar. Me paré en la puerta y empecé a vocear su nombre - ¡Luciana!, ¡Luciana!, !Amor ya nos tenemos que ir!- no había ninguna respuesta. Juro que sentí el eco de mi voz retumbando en los oídos y luego perdiendose en el vacío. No tenía otra alternativa que entrar a buscarla, ya no me importaba ocasionar algún evento bochornoso, solo quería encontrar a Luciana. Entré agitado, preocupado por mi esposa, preocupado por el vuelo, busqué por todos lados, abrí y toqué puertas, la llamé otras veces más, pero nadie respondía. La tensión traspasaba los límites de mi autocontrol, mi nerviosismo era evidente, sudaba frío por todo el cuerpo, tenía las manos congeladas. No pude contener las lagrimas, la desesperación se hacia cada vez mas insoportable. Gritaba por todos lados el nombre de mi esposa y a nadie parecía importarle.
.
Me acerqué donde el guardia y le pedí su ayuda. Saqué de mi billetera una foto de ella y la sostuve fuertemente en la mano mostrándola a quien pasara por mi lado. Muchos rostros de incomodidad e indiferencia, otros, pocos, de lástima y comprensión. Una voz femenina comunicaba a través de los altavoces que mi vuela estaba a punto de partir. Ya no importaba mas el vuelo, solo quería encontrar a mi esposa. Pasaron dos horas, y no había rastro de ella. Nadie podía afirmar haberla visto, ni siquiera una mujer parecida a ella. Parecía como si nunca hubiese ido conmigo, y el viaje hubiese sido una invención sin sentido.