El mejor momento para leer es cuando el sol se queda dormido en los brazos de la luna.
Me gustan las historias, largas, cortas. También las nuevas y las viejas. Los cuentos de mamá y de la abuela. Las anécdotas de mis tíos y de mis amigos. Las travesuras de mis sobrinos. Las de mis hermanos también. Todo esté o no por escrito, son piezas valiosas para mi.
Me gustan los libros, soy fanático de los libros. Quizás no tanto como lo soy de la música pero si he de confesar que he comprado más libros (originales) que CDs (originales). Sí, lo sé, no los he leído todos aún, y sigo comprando sin terminar los que aún tengo -muchos sellados todavía-, porque hay un feeling especial sobre leerlos y no leerlos, todavía.
Me gusta el olor de las hojas de los libros, la textura del papel, las formas del empaque, de la tapa y contratapa. El diseño de portada, contemplar con cierta inquietud la foto que le tomaron al autor. Foto que probablemente se repita en todas sus obras y no le guste. A mi me gusta!
Me gusta leer los libros que compro, y seguir comprando libros para poder leerlos según mis ganas. Ahora tengo a mi costado uno que llevo meses avanzando, poco a poco por la falta de tiempo (y la flojera). Es Todos los nombres del gran José Saramago. Ya voy por la mitad! Pero también tengo empezados La insoportable levedad del ser, parte de mi gran deuda con Kundera y La montaña del origen, un relato encantador que me atrapó desde la primera línea; este de Daniel Alcoba.
No me gusta ser tan ingrato con las historias que me cautivan, con las vidas que me dan vida y que están en esos libros que a veces ignoro. Tengo un compromiso que cumplir y va mucho más allá de un simple hábito de lectura. Hábito? Todo depende de las ganas, de los ánimos, de lo que me provoque leer, de lo que quiera imaginar y lo que quiera soñar.
Hoy quiero volar un poco con la ficción de un relato fascinante, mágico. Así que Daniel, a por la Montaña!