En la noche, algunas veces se puede sentir la soledad. Es el silencio, sobretodo eso, el sonido del vacío. Ya la brisa no es la misma, se ha vuelto tibia y solo me enfría el cuerpo, ya no lo estremece, no ablanda mis manos ni mis brazos para recibirte. Algunas otras veces pienso que es mejor estar ausente, callado, ocupando un espacio neutro entre la realidad y mi cabeza, quedarme quieto con miles de voces a mi alrededor corriendo a gran velocidad. Quedarme, detenerme.
Sigo pensando en todas las veces que te fuiste, recuerdo hasta el clima y el olor de la gente en las combis. El perfume que me recuerda a esos días y a las noches en que, con o sin un beso, nos decíamos adiós. Ya las calles no son las mismas, se han vuelto un caos, se han vuelto oscuras; no puedo caminar sin tropezar, sin que algo sorprenda mi tranquilidad. Todas otras veces ya ni siento mi presencia y me olvido de respirar, me ha sido difícil encontrar el ritmo. Pasé mucho tiempo respirando contigo.
Voy olvidándome de aquellas veces en que yo partía sin decir nada, en mis pataletas, en el tono accidentado de mi voz, sin querer, de mis quejas y mis llantos. Y me olvido así también de todas mis dudas, de tu silueta en mi cuaderno de dibujo y de tu nombre en mis mensajes en el celular. Aquellas otras veces se volvieron de lo más normal, lo que se supone que pudo ser no lo fue, y aún estás, ausente, como un fantasma. Aún puedo oler tu perfume en el mío, y tocar tu pecho en otros, porque nunca pude dejar de necesitar de ti, y descubrí que te podía recrear en otros cuerpos, y ponerte mil caras tan solo para no olvidar, para hacerte mía de nuevo, para estar seguro de que nunca lo serás.
2 comentarios:
para nuestra mente no hay tiempo, solo hay presente. y se activa ante estímulos, unos conocidos, otros por conocer. los nuevos tienen una intensidad diferente a los conocidos. los nuevos son el presente. y en él estamos, para dejarlos ser. es el presente el que está vivo.
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