lunes, 18 de junio de 2012

Un globo, un sombrero y una cerveza

Te propongo un juego. Sólo tomará unos minutos. Cierra los ojos y piensa en mi, sólo piensa en mi y en nada ni nadie más que en mi. Ahora dime qué cosas aparecieron en tu cabeza. Un globo, un sombrero y una cerveza. ¿Qué clase de juego es este? Me lo enseñó Gabriel, cuando tenía siete años, y aún me acuerdo. Le pregunté lo mismo y nunca me dijo la respuesta. Eso es lo que quieres entonces. ¿Qué? La respuesta. No, no lo sé. Supongo que sí, o no. Quiero decir, es un juego, por qué habría de tener una respuesta. No es un acertijo, es más bien un yan-ken-pó. No, porque nadie gana nada. Es verdad tienes razón. Entonces se parece más a una adivinanza. Espera. ¿Hay algo de esperanza en esto? ¿A que te refieres? A discutir de que se trata el juego. No lo sé, pero es divertido, no te parece. Te propongo un juego. Jajaja. Está bien. Sólo tomará unos minutos. Cierra los ojos y piensa en mi, sólo en mi y en nadie más que en mi. Ya. ¿Ya? Ya. Ahora, qué cosas aparecieron en tu cabeza. Un globo, un sombrero y una cerveza! ¿En serio? Sí, sí sí. Sabes qué, me acabo de acordar de algo. La vez que Gabriel me hizo ese juego llevaba un sombrero en la cabeza, tenía una lata de cerveza en la mano y yo sostenía un globo que se fue volando cuando me dijo que cerrara los ojos. Los abrí y allí iba el globo hacía arriiiiiba, hasta las nubes. Gabriel matándose de la risa, tomó un sorbo de cerveza y se quitó el sombrero como haciendo una venia. Esa es la respuesta. ¿La venia? No, que te acordarás siempre de él.

Mi Pasatiempo Favorito


Regresar es mi pasatiempo favorito. Regresar siguiendo las huellas de sal de mar es casi igual de peligroso que borrar las manchas de sangre después en empuñar un puñal en tu espalda a espaldas tuyas. Regresar es tanto y tan poco que se me seca la piel de solo pensar en sí el sol y la luna estarán dispuestas a hacerme sombra y luz. El viento no importa, no es necesario; tengo cobijo suficiente para sobrevivir con esta chaqueta nueva que llevo puesta. Ante el frío en posición fetal, ante el calor me abro todo sin pudor. Me lleno de arena, me lleno de agua, de sal, de azúcar, de sombra y de luz. Me lleno también de olvido y de recuerdos. ¿A dónde me lleva regresar? Es un paso atrás y otro adelante. El compás. Sígueme el paso y todo estará bien me dices. Te sigo a donde quieras si me aseguraras unos días más de vida, si me jurarás que cuando diga que quiero morir me muriera. Regresaría sólo si en tus ojos pudiera ver el reflejo del mar y si tus pies estuvieran húmedos dejando huellas sobre el parqué; si tus manos estuvieran heladas sujetando mi cara, tus dedos tocando mis labios. Si la sangre estuviera tiñendo tu polera blanca de rojo, si estuvieras cayendo de rodillas al suelo de espaldas a mi, y yo a espaldas tuyas, detrás tuyo, como siempre. Querida. Regresar sigue siendo mi pasatiempo favorito para estos días de invierno, incluso cuando el eco me recuerda tu grito, regresar sigue siendo mi pasatiempo favorito.