domingo, 6 de noviembre de 2011

Payaso

Sólo borremos la sonrisa del payaso y listo!
Ahora apreciemos su tristeza, que profundidad!
Y sus ojos con el delineador chorreando, arte! arte!

La palabra muda del idiota y el orgullo de la viuda que viene a recoger el cuerpo descolorido de su marido. Algunos billetes de soles caen del bolsillo del pantalón de rayas rojas. La mujer recibe el saco de botones gigantes doblado por la mitad, la rojiza nariz felpuda y una flor marchita.

Ella se acerca a oler el cuello del difunto y murmulla. Le tira una cachetada y le sonríe.

¡Payaso! le grita.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La vida mía debió ser horrible, debió ser una arteria incontenible.