Imaginarme esto sin lo otro, y de repente una captación nula de tu imagen sobre mis ojos. El reflejo del futuro en un pedazo de recuerdo, casi histórico, casi tácito pero aún difícil al tacto. Algo recto quizás, pero no me mira. Sólo intuye. Persigue y se condensa. La constelación está perdida en el fondo de un morral, y tu histrionismo moral se expande, se divide, combustiona.
Te alejas, y de repente todo se vuelve llano. Áspero en mis labios, como la lengua de un gato sobre la piel de mi brazo. Y aún así no llega. Es más fácil perecer en un instante, ahogado y sofocándose por las calorías de una barra de chocolate con maní que esperar a que me digas que Sí. Así las horas. Así el murmullo. Así las rejas que se interponen entre el uno a uno. Eso ya no ocurre. 12 pisos de distancia y un pequeño subibaja. Que tontería. Eso no es poesía. Son retazos de mi alma en tu alma espolvoreados sobre la sombra de un retrete. Un cadete, una historia paralela. Un revolucionario, un rebelde. Un erudito que no sabe nada, que ni siquiera conoce la mismísima palabra. Pobre cómo ama, y ni sabe caminar. Pobre alma que no calma y le duele aún pensar.
1 comentario:
Como autor que plasma el sentimiento:
Almas vacias,
entes libres,
otros indiferentes...
y luego tú.
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