viernes, 11 de abril de 2008

R a w (2)

He reducido mis palabras al peso de la saliva que cuelga del extremo de mis labios. Palabras que han labrado una mentira en mi dentadura y me han provocado picazón. Una terrible incomodidad en las encías que ha alterado mis nervios, los que han sucumbido ante la carne muerta y su pestilencia. Me han llevado, súbitamente, a tramar mi muerte y a provocarla de manera absoluta e involuntaria. Es el final de un engaño doloroso que, largo, ha sabido internarse en mis venas y amargar mis entrañas, estrangulando uno a uno todos mis sentidos. Asesinando mi corazón, dándole fin a los días más remotos de mi alma.

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