El contorno de tus ojos ahuyenta el terciopelo. Lo vuelve eterno y parco. Le resta aliento, destruye el deseo. Se reseca en tus labios. Pierde el encanto ajeno y endulza de lo indebido, lo menos ansiado. De rodillas. Sobre la frivolidad de la cabalidad. La crudeza de la raza. La urgencia del pavor. Sobre ansias magulladas, crece débil. Intento tan inútil. Lo has desgraciado todo.